El dominio propio o autocontrol es importante para el crecimiento personal y espiritual de todo creyente.
El dominio propio es uno de los aspectos más importantes en nuestras vidas. El autocontrol es una habilidad que nos puede ayudar mucho en muchas situaciones, pues es un elemento clave para mantener nuestra integridad y salvarnos de muchas situaciones horribles.
La autodeterminación o el autocontrol es importante para cada individuo. Es posible que muchas personas no se den cuenta o aprecien la importancia de tener autocontrol, pero la Biblia le da mucha importancia, pues de esto dependen mucho el crecimiento espiritual de un creyente.
Así es, un creyente que no se puede controlar a sí mismo, no solo suele meterse en muchos problemas, sino que tampoco estará dando un buen testimonio de su vida en Cristo. Esto es porque son fácilmente influenciables y no pueden manejar sus emociones de manera efectiva, y termina dando un mal testimonio de su vida.
¿Qué importancia tiene para un creyente tener dominio propio?
La Biblia habla del dominio propio y lo describe como la cualidad de poder mantener nuestros sentimientos e impulsos en orden, bajo un control santo. Al controlarnos, mostramos que el Espíritu Santo está trabajando en nosotros y nos da poder sobre nuestra carne. Esta autoridad espiritual nos da el poder de obedecer a Dios en todo lo que hacemos.
Y, de hecho, esto no es malo. Todo lo contrario, obedecer los preceptos de nuestro Dios no tiene otra intención que la de cuidarnos. No solo protegernos del entorno, las amenazas externas, sino que también el dominio propio nos libra de nosotros mismos.
La Biblia dice que el autocontrol es la habilidad de ser auto-disciplinado y estar a cargo de uno mismo. Es lo que evita que la mayoría de las personas hagan cosas de las que luego se arrepentirán.
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El dominio propio requiere de tu permiso
En la Biblia, una de las formas en que el fruto del Espíritu se manifiesta en los seguidores de Cristo a través del autocontrol o la templanza. Tener autocontrol significa que uno sabe cómo controlarse.
La Biblia, en cambio, dice que tiene que ver con la forma en que el Espíritu Santo actúa en nosotros. Es decir, cuanto más dejamos que el Espíritu Santo nos cambie, más podemos aprender a ser dueños de nosotros mismos.
Los creyentes necesitan ser capaces de controlarse a sí mismos si quieren vivir una vida plena y feliz.
Adquirir dominio propio es un proceso que lleva toda la vida. Requiere una buena comprensión de nosotros mismos y de los principios bíblicos por los que vivimos. También significa que tenemos que fijarnos objetivos, vivir según esas normas y depender del Señor cuando necesitemos fuerza y ayuda para alcanzar las metas que nos hemos fijado. Obviamente, estas metas tienen que estar alineadas a la Palabra.
La disciplina es la clave del éxito. Si estás atado por malos hábitos, será difícil deshacerse de ellos. Para llegar a ser un creyente fiel, es necesario fijarse nuevas metas, lo que facilitará el trabajo. Los pequeños pasos conducen al autodominio y a la libertad. Por eso necesitas empezar a seguir al Espíritu Santo.
Necesitamos la fe en Jesucristo para superar nuestras tentaciones y alcanzar nuestras metas eternas. La oración y la lectura de la Biblia pueden ayudarnos a obtener la confianza y la fuerza que necesitamos para superar los tiempos difíciles. Además, la Biblia nos cuenta la vida de personas que sirvieron al Señor para que podamos aprender de ellas. Nos ayudan a ver que otras personas han aprendido a controlarse, igual que nosotros.
Tener una buena actitud requiere mucho autocontrol.
En cuanto a lo personal, el dominio propio nos ayuda a mantener la calma, la prudencia y la madurez para no reaccionar de forma exagerada ante las críticas, los rumores o las ofensas de los demás, aunque los hechos no se ajusten a nuestra forma de vivir o de pensar. El autocontrol en el trabajo, por ejemplo, nos ayuda a establecer buenas relaciones con nuestros compañeros, a mejorar nuestros hábitos, a aprovechar mejor nuestro tiempo y esforzarnos más, y a salir de nuestras rutinas.
El dominio propio es ser capaz de mantenerte a ti mismo y a tus acciones en línea con lo que tu cuerpo te dice que hagas. Las personas se comportan mejor cuando tienen esta habilidad. Las cosas buenas que hace una persona demuestran lo que valora. Si aplicamos esto a la vida, necesitamos personas fiables, tranquilas y estables en nuestras relaciones con otras personas.
Establecer objetivos y hacer lo que podamos para alcanzarlos es una buena manera de aprender a ser dueños de nosotros mismos. Si tenemos una meta clara, creemos que tenemos un Dios que todo lo puede y nos esforzamos por alcanzarla, obtendremos el control sobre nosotros mismos que deseamos. Este proceso requiere paciencia, pero el Señor nos dice que para alcanzar nuestra meta de vida eterna, debemos ser pacientes y vivir con rectitud.
El autocontrol es necesario para evitar ceder a la tentación.
Para tener autocontrol, es necesario hacer algunas cosas y dejar de hacer otras. Es decir, para pasar por la puerta estrecha, hay que ser capaz de controlarse y decirse a sí mismo que no. Significa negarnos a nosotros mismos, lo cual puede ser duro, pero el Señor promete recompensarnos si lo hacemos.
Así es, Él promete que, si conocemos la verdad y vivimos de acuerdo con ella, seremos libres de los efectos del pecado y de las cosas malas que suceden cuando tomamos malas decisiones.
Nadie puede dejar los malos hábitos o pecados (porno, alcohol, malos pensamientos, odio, resentimiento) sin la gracia y la ayuda de Dios. Nadie puede obtener la gracia y la ayuda de Dios sin determinación y fuerza de voluntad, así que el autocontrol es una combinación de nuestra determinación, fuerza de voluntad y la ayuda de Dios a través de la gracia divina por medio del Espíritu Santo.