Santos, pero no muertos

Santos pero no muertos

Santos pero no muertos

Muchos asocian santidad con muerte, cuando en realidad la santidad es una cualidad desarrollada por el que se ha dedicado a vivir en rectitud.

La palabra Santo significa estar dedicado o consagrado a Dios o a la religión. “Vida santa” y las santas escrituras agregan estar separado del mundo y de la vida mundana,

“Por lo tanto, sean ustedes perfectos, como su Padre que está en los cielos es perfecto” (S. Mateo 5:48) que vive y reina para siempre.

El verbo estar, representa al presente, lo cual quiere decir que ciertamente Dios es Santo, pero no está muerto.

“Porque así ha dicho el Alto y Sublime, el que habita la eternidad, y cuyo nombre es santo: “Yo habito en las alturas, en santidad, pero también doy vida a los de espíritu humilde y quebrantado, y a los quebrantados de corazón” (Isaías 57:15). El que habita vive y si anda en rectitud es Santo.

Nuestro precio ha sido pagado con sangre

Somos restauración divina, por eso somos llamados Santos, “Porque ustedes han sido comprados; el precio de ustedes ya ha sido pagado. Por lo tanto, den gloria a Dios en su cuerpo y en su espíritu, los cuales son de Dios (1 Corintios 6:20). Por lo cual fuimos bautizados con la verdad “Santifícalos en tu verdad; tu palabra es verdad” (Juan 17:17).

Si vivimos para el mundo, pero no buscamos de Dios estamos muertos en vida, más si morimos para el mundo para Dios vivimos.

“Pero como ya han sido liberados del pecado y hechos siervos de Dios, el provecho que obtienen es la santificación, cuya meta final es la vida eterna” (Romanos 6:22).

“Así que, hermanos, yo les ruego, por las misericordias de Dios, que se presenten ustedes mismos como un sacrificio vivo, santo y agradable a Dios. ¡Así es como se debe adorar a Dios! (Romanos 12:1).

Si caminamos de la mano de Dios viviremos Santos, pero no muertos. Nos equivocaremos, pero Jesús estará con nosotros para que rectifiquemos. “Allí habrá un camino empedrado, que será llamado «Camino de Santidad». No pasará por allí nada impuro, porque Dios mismo estará con ellos. Si alguien pasa por este camino, no se extraviará, por más torpe que sea (Isaías 35:8).

Somos santos, apartados del mal

Rectificar es volver a empezar, dejar el mundo es apartarse de todo lo que éste ofrece.“Por lo tanto, el Señor dice: Salgan de en medio de ellos, y apártense; y no toquen lo inmundo; y yo los recibiré. Y seré un Padre para ustedes, y ustedes serán mis hijos y mis hijas. Lo ha dicho el Señor Todopoderoso (2 Co 6:17-18).

Por eso “Entre ustedes ni siquiera deben hablar de inmoralidad sexual, ni de avaricia, ni de ninguna otra clase de depravación, pues ustedes son santos (Efesios 5:3).

Dicen las santas Escrituras: “Pues Dios no nos ha llamado a vivir en la inmundicia, sino a vivir en santidad” (1 Tesalonicenses 4:7). Quiere decir que debemos sacar de nosotros el mal por como hijos de él fuimos llamados.

“Al contrario, vivan una vida completamente santa, porque santo es aquel que los ha llamado. Escrito está: Sean santos, porque yo soy santo (1 Pedro 1:15-16).

Conclusión

Saquemos de nosotros la envidia, codicia y el rencor para que vivamos agrandando al Señor, para que seamos santos:

“Procuren vivir en paz con todos, y en santidad, sin la cual nadie verá al Señor” (Hebreos 12:14). Porque somos sus escogidos y debemos demostrar la luz que atrae su bondad:

“Pero ustedes son linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anuncien los hechos maravillosos de aquel que los llamó de las tinieblas a su luz admirable” (1 Pedro 2:9).

“Y todo aquel que tiene esta esperanza en él, se purifica a sí mismo, así como él es puro (1 Juan 3:3)”. Si no vas a enmendar:

“Deja que quien sea injusto, siga siendo injusto; que quien sea impuro, siga siendo impuro; que quien sea justo, siga practicando la justicia; y que quien sea santo, siga santificándose (Apocalipsis 22:11).

Por eso, para que ser Santos, pero no muertos debemos obedecer la voluntad de Dios. Solo así podremos limpiar nuestro corazón.

Y… ¿Cómo puede el joven limpiar su camino? ¡Obedeciendo tu palabra! (Salmos 119:9).


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